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¿Has pensado alguna vez en los lubricantes?

El lubricante es un invento brillante, por lo que no debería ser ningún tabú. Es una herramienta para mantener relaciones sexuales placenteras, sin roces, dolor ni molestias. Muchos de nosotros compramos lubricantes en la farmacia, a menudo sin fijarnos bien en la etiqueta. En otros ámbitos de la vida, como la alimentación o el cuidado de la piel, prestamos atención a los ingredientes y las condiciones de fabricación. Sin embargo, cuando se trata de lubricantes, muchas personas optan por el primer producto que aparece, normalmente el más barato. Pero ¿sabías que los lubricantes están clasificados como productos sanitarios desde hace varios años y que a partir del año que viene estarán regulados de forma mucho más estricta a nivel europeo?

¿Por qué los lubricantes son productos sanitarios?

Pocos lo saben, pero pronto se producirá un avance espectacular en el campo de los lubricantes. Debido al nuevo Reglamento Europeo de Productos Sanitarios (MDR, por sus siglas en inglés), que está en vigor desde mayo de 2021, los lubricantes se categorizarán como los desfibriladores y estarán sujetos a controles mucho más rigurosos. Esto significa que se regularán de forma mucho más estricta que antes y deben contar con una aprobación oficial. El objetivo de este nuevo reglamento es crear un marco jurídico normalizado para los productos sanitarios a nivel europeo, mejorar la calidad de los productos y, en consecuencia, aumentar la seguridad para los usuarios. Muchas marcas no podrán obtener esta aprobación estricta pero necesaria y sus productos ya no podrán denominarse lubricantes, lubrificantes o cremas. Por lo tanto, tampoco podrán garantizar la seguridad necesaria, así que no deben seguir introduciéndose en el cuerpo. Ten cuidado y mantén los ojos bien abiertos cuando compres un lubricante.

Estas medidas a nivel europeo se adoptaron después de que la empresa francesa Poly Implant Prothèse (PIP) rellenara implantes mamarios con silicona industrial en 2012. Miles de mujeres recibieron implantes de peor calidad cuyos ingredientes eran perjudiciales para su salud. A diferencia de los productos farmacéuticos, en aquella época no existía ningún procedimiento de aprobación que estuviera lo suficientemente regulado para productos como implantes mamarios o lubricantes. Para estos productos sanitarios de clase I, solo se exigía el marcado CE y una especie de documentación de fabricación, que en aquel momento no tenía que comprobarse mediante «procedimientos de evaluación de la conformidad». Los cerca de 80 centros de inspección repartidos por toda Europa solían realizar inspecciones previa solicitud y notificación. PIP llevó a cabo por su cuenta la «evaluación clínica» exigida y probablemente engañó a los auditores, por lo que acabaron lanzando al mercado productos de peor calidad.

Clasificación de los productos sanitarios

Los productos sanitarios se dividen en cuatro clases de riesgo. Esta categorización se basa, entre otras cosas, en el lugar y la duración de la aplicación, la posición anatómica y el riesgo que resulta de la aplicación. La clasificación abarca desde ningún riesgo presente hasta un riesgo alto o peligro potencial.

clase I

Los productos de la clase I son de riesgo bajo y no requieren la aprobación de un organismo oficial. En esta clase se incluyen, por ejemplo, las gafas para leer o las medias de compresión.

clase IIa

Los productos de la clase IIa suponen un riesgo medio, mientras que los de clase IIb, un riesgo mayor. Para obtener el marcado CE para los productos de estas dos clases y poder lanzarlos al mercado, el fabricante necesitan un certificado de conformidad de la UE, también conocido como «certificado CE». En los productos de la clase IIa no solo se incluyen las jeringuillas desechables, sino también los equipos de ultrasonido.

clase IIb

La clase IIb incluye los productos que se introducen total o parcialmente en el cuerpo y requieren normas de seguridad estrictas porque son importantes para el usuario. Suponen un mayor riesgo que los productos o equipos de clase IIa. En esta clase, se incluyen las bombas de infusión, respiradores y algunos desfibriladores, así como lubricantes y preservativos.

clase III

A continuación sigue la clase III, que abarca productos y equipos que se utilizan directamente en el sistema circulatorio o nervioso central, por ejemplo, marcapasos o prótesis valvulares cardiacas.

Si pensamos en los efectos que tienen los productos de clase IIb en el cuerpo y el gran peligro potencial que el MDR (Reglamento Europeo de Productos Sanitarios) atribuye a estos productos, resulta comprensible la importancia de la reglamentación de los lubricantes.

Tenlo en cuenta: los lubricantes se introducen en el cuerpo y, por lo tanto, tienen que cumplir las normas más exigentes para garantizar la seguridad de los usuarios.

¿Por qué son importantes para ti?

En primer lugar:

SEGURIDAD.

Dado que los lubricantes se introducen en el cuerpo, requieren normas de seguridad más estrictas.

Por tanto, a partir de 2024, los fabricantes de lubricantes también tendrán que pasar por el MDR (Reglamento Europeo de Productos Sanitarios) para que puedan seguir fabricando y vendiendo productos bajo la denominación de lubricante. Solo estos productos aprobados cumplen las estrictas normas de un producto sanitario de clase IIb y son los únicos que ofrecen seguridad para el organismo.

Solo uso externo:

COSMÉTICO.

A partir de 2024, los productos que no cuenten con la certificación MDR no podrán venderse bajo la denominación de lubricante. En ese caso, se considerarán cosméticos que, a su vez, se han concebido únicamente para uso externo.

Según la Oficina Federal de Protección del Consumidor y Seguridad Alimentaria alemana, estos productos sirven para limpiar el cuerpo, perfumarlo, cambiar su aspecto, protegerlo o cambiar el olor corporal.

Todo lo que introduzcas en tu cuerpo debe cumplir las normas más estrictas, y los productos con certificación MDR te ofrecen exactamente esa tranquilidad. No hacemos concesiones en cuanto a la calidad de nuestros productos y llevamos años confiando en la certificación de los mismos. Por eso somos uno de los primeros y hasta ahora uno de los pocos fabricantes de lubricantes que cuentan con la certificación MDR. Pero no nos limitamos a hablar de ello; por eso también ponemos a tu disposición nuestras certificaciones, con total transparencia. Haz clic aquí para acceder a la certificación.

Y recuerda: cuando se trata de cosméticos o alimentos, la mayoría de nosotros nos fijamos en los ingredientes, los sellos de prueba o el origen de los ingredientes y otros detalles. Le damos gran importancia a la calidad. ¿Por qué no íbamos a hacer lo mismo con el lubricante? Porque se aplica lo siguiente: ¡Solo lo mejor para ti y tu cuerpo!

¿Cómo saber si un lubricante cumple el MDR?

1

Afirmaciones médicas:

debe haber una explicación del uso previsto. Esto incluye, por ejemplo, información «para el uso diario». También debe indicarse la compatibilidad con otros productos, por ejemplo, con los preservativos. La etiqueta también debe incluir advertencias e información de seguridad como información adicional obligatoria, por ejemplo, instrucciones como «evite el contacto con los ojos y la piel irritada».

2

Marcado CE + número del organismo notificado:

El marcado CE representa el cumplimiento de las normas europeas sobre productos sanitarios. El número de organismo notificado garantiza que el producto está sujeto a estrictas evaluaciones de conformidad y controles por parte de una organización oficialmente notificada y supervisada. Así que puedes darlo por hecho: nuestro lubricante personal cumple las normas más estrictas y es seguro de usar.

3

Marca de identificación de producto sanitario:

La marca MD (Medical Device) es evidente: se trata de un producto sanitario oficialmente reconocido. EL marcado como producto sanitario indica que nuestro lubricante cumple las estrictas normas y requisitos de los productos sanitarios. Puedes dar por hecho que no solo promete una experiencia sensual, sino que también cumple las normas de calidad sanitaria más exigentes.

¿Por qué se necesita lubricante?

Hay varias razones para utilizar lubricante. Un ejemplo es la sequedad vaginal, que padecen muchas mujeres, sobre todo durante la menopausia, el embarazo y la lactancia. Sin embargo, cada vez más mujeres jóvenes sufren también los problemas de la sequedad vaginal, que se desencadena por desequilibrios hormonales o estrés, entre otras cosas. Los síntomas incluyen picor y ardor en la zona genital, así como dolor durante las relaciones sexuales.

Por vergüenza o miedo, muchas mujeres no hablan de ello, ni siquiera con su médico. Y podemos asegurártelo: no tienes absolutamente nada de qué avergonzarte y no estás sola. Según diversos estudios, 2 de cada 10 mujeres sufren sequedad vaginal. Por eso, solo podemos aconsejarte que consultes a tu médico. Por lo general, a veces basta con un buen lubricante.

No obstante, también hay otras situaciones en las que el lubricante es simplemente una buena elección:

Para poder mantener relaciones sexuales durante un buen periodo de tiempo sin que la fricción resulte dolorosa.

Durante el sexo anal. En estos caso hay una falta total de lubricación natural, por lo que se debe utilizar un lubricante.

Durante la masturbación: ¡tanto hombres como mujeres!

Para un masaje sensual o relajante.

Para mimarte a ti y a tu cuerpo.

Para que puedas disfrutar mejor de tu sexualidad y tus orgasmos.

Para un aumento instantáneo del placer durante los preliminares.

Porque el uso de lubricante y una vida sexual más satisfactoria pueden mejorar su relación.

El lubricante debería dejar de ser un tema tabú o estar asociado a prácticas sexuales poco habituales: si quieres disfrutar al máximo de tu vida sexual, el lubricante es tu mejor compañero.

Si quieres saber más sobre el uso de lubricantes, visita nuestro blog.

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